Como
individuos insertos en una sociedad pertenecemos a grupos, lo que
implica que nos guste saber cómo nos ven los otros miembros del
grupo al que pertenecemos. Según la Teoría de la
Autoverificación formulada por W.B.Swann (1983), estamos
motivados a buscar información que confirme la propia autoimagen,
es decir, tendemos y deseamos que los demás nos vean tal y cómo nos
percibimos a nosotros mismos, siendo más valoradas aquellas
circunstancias y contextos que lo hacen posible. De este modo, las
interacciones interpersonales se verán reforzadas cuanto más
coincida nuestra propia autoimagen con la imagen que tienen
los otros de nosotros mismos. Ello influirá en nuestra elección a
la hora de decidir pertenecer a un grupo o a otro, en función de que
la identidad grupal coincida más o menos con la propia identidad
individual. Incluso hasta cuando se tiene una mala imagen de sí
mismo se prefiere que también los otros nos valoren negativamente,
ya que si no fuera así, y por el contrario se fuera valorado de
manera positiva, la autoimagen y la imagen que tienen los
otros de uno mismo entrarían en conflicto, sintiéndonos
incomprendidos a causa de que se está mostrando una autoimagen
que no es la que realmente se quiere trasmitir.
Según
W.B.Swann (1983) la autoimagen se forma a partir de la
observación de las reacciones de los demás en las diferentes
interacciones con nosotros, proporcionándonos unos patrones para
poder predecir el mundo que nos rodea, para saber cómo tenemos que
relacionarnos con los otros y lo otro, lo que otorga un sentido de
coherencia a nuestras vidas, un significado. Así pues, una vez
formada se hace necesario mantenerla, esto es, que los otros se
relacionen de un modo consistente con ella, ya que en la mayoría de
las ocasiones es más rentable esto que crear una nueva. O lo que es
lo mismo, no es más que la tendencia inherente de todo organismo o
sistema a mantener su equilibrio, su homeostásis con el
medio, incluso aun cuando éste no sea del todo funcional el
organismo se resistirá a cambiar hacia otro nuevo equilibrio, que si
bien puede poseer una mayor funcionalidad que el anterior no se lo
prefiere por ser desconocido.
Referencia bibliográfica
Swann,
W.B.Jr. (1983). Self-verification: Bringing social reality into
harmony with the self. En J. Suls y A. G. Greenwald (Eds.),
Psychological
perspectives on the self,
2, pp. 33-66. Recuperado de
http://homepage.psy.utexas.edu/homepage/faculty/swann/docu/swBSRHS83.pdf
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