martes, 25 de junio de 2013

Eihei Dôgen. Vida, aportaciones y enseñanzas principales



·         Vida

Eihei Dôgen nace el 2 de enero de 1200 en Kyoto. Perteneciente a la aristocracia recibe una educación literaria muy buena, dedicando su infancia a la lectura de los clásicos chinos y al aprendizaje del chino. A los dos años pierde a su padre y a los siete a su madre. En su funeral comprende la transitoriedad de todos los fenómenos, surgiendo en él una profunda determinación por comprender la Realidad.

En 1212 se refugia de su destino como aristócrata en casa de su tío materno, el cual realizaba prácticas esotéricas, y que lo envía a un monasterio en donde en 1213 es ordenado monje Tendai, recibiendo el nombre de Dogên: origen de la Vía.

En 1217 ingresa en el monasterio Kennin-ji en donde se enseña una mezcla de Tendai, Shigon y Zen Rinzai a manos de Ryonen Myozen (1184-1225), recibiendo en 1221 la transmisión del Dharma. En esta época, surge en el joven Dôgen el interés sobre la relación entre la naturaleza búdica y la iluminación: ¿por qué es necesario buscar la iluminación si nuestra naturaleza ya es originariamente la del Buda?

Decididos a estudiar el Zen auténtico, Myozen y Dôgen, viajan a China entrando en contacto con diferentes Escuelas. Entre los monasterios que visitan se encontraba el de Kuijojui-ji en donde había practicado y recibido la transmisión Eisei. Estudia con diligencia las escrituras Zen aumentando su interés por dicha tradición, si bien se decepciona con el Zen Linji o Rinzai debido al énfasis excesivo que muestra con el uso del kôan.

En 1225 visita el templo Tiantong cuyo abad es el maestro Zen Caodong Rujing (1163-1228), el cual basa su enseñanza en el estilo de vida monástico y en la meditación sedente o zazen. Enseña a Dôgen la meditación zhigan dazuo (shikan taza): el mero hecho de sentarse en zazen es ya en sí la iluminación. En 1226, recibe el certificado de sucesión (shisho), retornando a Japón en 1227 como el primer patriarca de la Escuela Sôtô Zen, expresando el célebre “he vuelto con las manos vacías pero traigo una mente abierta y flexible”.

Retorna a Kennin-ji para depositar los restos de Myozen, encontrando la misma situación deplorable que cuando se había ido, lo que le motiva a escribir el Fukanzazengi (Principios Universales para la práctica de zazen). En 1230, a causa de las presiones provenientes de los monjes Tendai se retira a la ermita de Anyoin situada en las montañas, pero debido al aumento de la comunidad se traslada en 1233 a Uji donde se restaura un antiguo monasterio, el cual fue renombrado Kosho-ji en 1236. Se lleva a cabo la primera ceremonia en japonés, siendo esta época cuando ingresa Koun Ejo. En 1237 se materializa el ideal de Dôgen, un auténtico templo Zen con tres salas: la del Buda, la del Dharma y la de la Shanga. La comunidad aumenta no sólo en número de monjes, sino también en laicos. El periodo que abarca desde 1233 hasta 1243 es el más fructífero de la vida de Dôgen, consiguiendo terminar el Shôbôgenzô y escribiendo el Bendowa y el Raihai tokuzui.

Pero debido a que persisten las amenazas de los monjes Tendai se ve obligado a trasladarse en 1243 a Echizen donde funda Eihei-ji. Su fama se extiende, así como su comunidad de monjes y laicos. Enferma gravemente en 1252, dejando escrito antes de morir el 28 de agosto de 1253 los siguientes versos:

Cincuenta y cuatro años iluminando el cielo.
Un tembloroso salto aplasta cien mil mundos.
¡Ah! El cuerpo entero no busca nada.
Viviendo, me zambullo en manantiales amarillos.

·         Aportaciones y enseñanzas
              
El Fukanzazengi recoge las principales condiciones para llevar a cabo correctamente la práctica de zazen:
     

  •  Espacio silencioso
  •  Comer y beber con moderación
  •  Abandono de todo compromiso, expectativa y preocupación, incluso la de ser un Buda
  •   No juzgar
               
El principio medular de su obra maestra Shôbôgenzô (El Tesoro del Verdadero Ojo del Dharma) es ver y realizar todas las cosas tal y como el Buda lo hizo, para lo cual la práctica de zazen es fundamental, comportándose también en la vida cotidiana y sus quehaceres con la misma actitud que cuando estamos sentados. Estas son las principales enseñanzas que recoge su obra:

    (1) Zazen
    
Zazen es iluminación, iluminación es zazen; o lo que es lo mismo, Prajñá es el Uso de Dhyána, Dhyána es el Cuerpo de Prajñá. Se trata de un acto sagrado en el que a través de él se toma conciencia de la unidad de cuerpo y mente, de la unidad de todo: toda la Realidad es Buda, el Buda es la Realidad continuamente recreándose a sí misma sin finalidad alguna. Ello se condensa en el término shikatanza: solamente sentarse. La forma apropiada de sentarse en zazen se basa en una postura correcta, una actitud justa y una respiración adecuada.

      (2) Ver como el Buda vio

Zazen no difiere de la vida cotidiana. La atención hay que practicarla a cada instante, a cada instante debemos de actuar como Budas, como lo que somos. No se practica zazen para convertirnos en Budas, sino para darse cuenta de que nuestro único deber, por lo que se nos ha otorgado la existencia, es para actuar como Budas en todo momento.

     (3)  Sobre la naturaleza de Buda
               
La naturaleza de todos los seres es búdica. No hay nada más que ésto a lo que no se puede añadir ni quitar nada.

     (4)   Ser tiempo
             
Nada permanece, todo está continuamente cambiando en esta eterna danza que es la Realidad. Pero a su vez, todo se encuentra aquí y ahora, ya sea como presencia o ausencia, por lo que lo único que hay es este eterno presente en el que todo está contenido. Comprender que somos este ahora continuo es realizar la Budeidad.

     (5)    Espiritualidad y devoción

La fe-confianza es la sensibilidad básica que nos impulsa hacia la realización de nuestra propia naturaleza. Y para ello es importante el compromiso, la bondad, la entrega honesta y sincera, la confianza y respeto hacia los maestros y la Shanga, el cumplimiento de los preceptos y reglas y el desarrollo de la atención en cada momento.

     (6)    No obtención
             
La actitud justa de un Buda es mushotoku: no se puede obtener algo que ya somos. Zazen consiste en actuar sin hacer, en trabajar sin esfuerzo, abandonando cuerpo y mente (shin jin datsu rau).