El Mulá fue al mercado para vender su vaca, pero nadie quería
comprarla. Un vecino se le acercó y le dijo:
- Déjeme a mi hacer; lo estás haciendo todo mal.
- Debo aprender este arte – pensó el Mulá.
- ¡Vaca de primera, preñada de cinco meses! - chillaba el
vecino. En un abrir y cerrar de ojos el animal había sido vendido.
Cuando llegó a casa, Nasrudín se encontró con que un joven
había venido a preguntar si podía casarse con su hija.
- Este es el momento oportuno para probar mi recién adquirida
técnica – pensó el Mulá. Y quedó admirado de la rapidez con la
que el pretendiente huyó de la casa.