“Para poner a prueba la realidad, es preciso obligarla a andar
sobre una cuerda tensa y sólo se la puede juzgar cuando se ha vuelto
acrobática” O. Wilde
Cómo la teoría estratégica es radicalmente diferente a las
concepciones tradicionales, también lo tendrán que ser sus
procedimientos y su proceso. Los principios en los que se basarán serán los propios de la espistemología constructivista: causalidad circular, retroalimentación entre causa y efecto y discontinuidad del cambio y del
desarrollo.
Desde nuestro enfoque, creemos firmemente que es absurda la convicción usual de que los problemas madurados a
lo largo de mucho tiempo necesiten para ser resueltos, de manera obligada, de un tratamiento igualmente largo. O del mismo modo, aquellas situaciones que se caractericen por
un gran sufrimiento y complejidad, necesiten de una solución igualmente
complicada y dolorosa. Los problemas pueden resolverse mediante estrategias que rompan
el sistema circular de retro-acciones que mantienen operante el
problema. Al romperse este equilibrio disfuncional se hará posible el cambio en el comportamiento y en las concepciones o creencias del
sujeto.
Además, no es necesario una profunda y larga excavación a
la búsqueda de un supuesto trauma originario causa de la situación problemática, siempre confirmador del problema, eliminado el citado trauma deberían
desaparecer los problemas del paciente. Ni tampoco es indispensable
un lento y progresivo proceso de adquisición de insight o conciencia en busca de
un hipotético estadio de suprema conciencia de sí mismo, resolución
última de todo problema. Estos procedimientos basados en
concepciones de causalidad lineal y relación determinista entre
causa y efecto ya están superados en todas las ciencias avanzadas,
de la biología hasta la física.
Por el contrario, el enfoque estratégico utiliza prescripciones directas o indirectas de
comportamiento, paradojas, trampas comportamentales, sugestiones y
reestructuraciones que, rompiendo la rigidez del sistema relacional y
cognoscitivo que mantiene la situación problemática hagan posible un
salto indispensable hacia la apertura de nuevas vías de cambio, con
el consiguiente desarrollo personal y un nuevo equilibrio
psicológico. En palabras de Milton Erickson:
“una psicoterapia es buscada en primer término, no para
esclarecer un pasado inmodificable, sino a causa de una
insatisfacción con el presente y un deseo de mejorar el futuro. Ni
el paciente, ni el terapéuta pueden saber en que dirección se ha de verificar un cambio y en qué grado ha de tener lugar este último.
Pero se precisa cambiar la situación actual y una vez establecido
tal cambio, por pequeño que sea, se precisa de otros cambio menores
y un efecto en bola de nieve de estos cambios menores conduce a otros
más importantes, de acuerdo con las posibilidades del paciente. Que
los cambios sean transitorios, permanentes o evolucionen hacia otros
cambios es de vital importancia con respecto a la comprensión del
comportamiento humano, tanto respecto a uno mismo, como con respecto
a los demás. He considerado mucho de lo que he realizado como una
forma de acelerar las corrientes que impulsan el cambio y que maduran
ya en la intimidad de la persona y de la familia, pero se trata de
corrientes que precisan de lo inesperado, lo ilógico y lo súbito
para desembocar en un resultado tangible.”
NARDONE & WATZLAWICK, El arte del cambio, Herder
C/ Cristobal Lozano nº 20
02400 Hellín (Albacete)
670037355
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