jueves, 18 de julio de 2013

El Pròs Hén intersubstancial





El pròs hén que vinculará entre sí a las múltiples ousías no podrá ser ni intrínseco ni constituyente, pues cada una de ellas poseen su principio en ellas mismas, su esencia son ellas mismas ya sea en acto, acto-potencia o en potencia; con lo que ahora nos enfrentamos ante una estructura referencial que va a pasar a ser extrínseca y sólo constitutiva para la unidad del kosmos

Hasta aquí, hemos llegado siguiendo a Aristóteles, a la conclusión de que “todo lo que es y tiene vida, es por integrarse en sistemas dinámico-tensionales” (1), por referirse modalmente a sus principios constituyentes simples, sus propias almas, polos de intensidad que reúnen por convergencia la extensión que se organiza hacía ellos. Cada alma-eîdos es el bien máximo de cada sistema, la belleza y la divinidad de cada tipo de vida. Resumiendo, “lo divino [...] es plural y se dice de muchas maneras, y admite grados de perfección que no se excluyen entre sí, sino que se suman a favor de la belleza y plenitud de lo que hay, de lo que es” (2).

Pero, ¿cómo se enlazan los diferentes eîde dentro del kosmos o universo? La respuesta del macedonio es, a través de sucesión por orden de plenitud, gracias a la relación y referencia que establecen la diversas potencias entre sí, es decir, que todos los eîde tienen por causa de activación de su potencia a los demás, con lo que se obtiene un “sistema topológico de sucesión extrínseca establecido en virtud del grado de perfección (plenitud modal) que las entidades presenten” (3). Cada uno de los eîde, que no viene mal recordar son las acciones diferenciales necesarias e inderivables de las almas, poseen diferentes potencias que se encuentran expuestas a las potencias de los otros, con lo que cada uno gozará de una mayor o menor autonomía, y por lo tanto actividad, según dependa en mayor o menor grado de otras potencias. Siguiendo este desarrollo llegamos hasta Dios que es la única entelécheia que ostenta la simplicidad modal absoluta sin potencia alguna ya que no depende de nadie, la única que es absolutamente necesaria modalmente, ya que en todas las demás la simplicidad modal es relativa, pues poseen necesidad hipotética modal ya que dependen de las otras. Pero es de gran importancia remarcar que Dios no es la causa final-formal al que tienden todas las cosas, sino que cada una, como ya ha quedado establecido, tienden a su propia alma, a su propio bien. Así, Dios, la intensidad de su plenitud, constituye el bien supremo del universo, primer principio ontológico del kosmos, al cual siguen por orden de perfección y plenitud las demás entelécheias. Dios es la causa final-modal del universo y al que refieren todos los eîde según el grado de su plenitud. La conexión entre los entes – cada uno se ordena al principio de su naturaleza, siendo todas las naturalezas soberanas – acontece mediante la acción de unos sobre otros dando lugar a una topología jerárquica extrínseca de iguales que se diferencian modalmente según la potencia, pues sólo ésta es relativa-relacional como principio de alteridad; es decir, que el vector relacional entre los entes es la acción de sus potencias entre sí. Y el vínculo y motor de las potencias, el pròs hén, no será otro que el deseo, el amor y la acción de lograr su máxima plenitud-intensidad (4).

NOTAS

(1)T.OÑATE, Para leer la Metafísica de Aristóteles en el siglo XXI, Dykinson, Madrid 2001, p. 505
(2)Ibid p. 507
(3)Ibid p. 508
(4)Cfr., T.OÑATE, Para leer la Metafísica de Aristóteles en el siglo XXI, Dykinson, Madrid 2001, pp. 502-511


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