miércoles, 3 de julio de 2013

Baudrillard y el complot del arte


El interés mostrado por Baudrillard en torno al arte no se debe a valor estético alguno, sino a su consideración como objeto antropológico, pues en él halla los comportamientos y funcionamientos que alimentan la crítica a la cultura occidental. Y todo ello, lo lleva a cabo desde un punto de vista antropológico de la imagen, por el cual el arte no cumple ninguna función vital (no es un recurso inesperado), sino que se trata de un objeto más al que le afecta la extición de los valores, la pérdida de toda trascendencia, la visibilidad de todo.

El arte es una forma, algo que no tiene historia, pero si destino, porque las formas sólo se intercambian entre ellas, y en ello consiste la ilusión estética. Es una suerte de espejo de lo que ocurrió en el mundo, de lo que va a ocurrir, e incluso de lo que lo va hacer virtualmente.

En cambio, el arte contemporáneo ha caído en el valor (cosa que se negocia, se intercambia, se comercia) en un momento en el cual todos los valores han perdido su legitimidad. Ya sólo se da una sospecha de nulidad, se trata de una transestización de la banalidad, una desaparición de la ilusión. Y la hipervisibilidad que lo caracteriza es una manera de exterminar la mirada, y por ello a lo sumo se puede sentir algún placer, pero nunca podrá devolver ni ilusión ni verdad alguna. Por ello, no hay que proteger el arte en esta época atrevesada por un exceso de arte, porque si así se hiciera, aumentarían sus derechos, siempre dentro del territorio publicitario de la cultura en el que nos encontramos. 

Y este complot del arte que padecemos, metáfora similar a la del crimen perfecto, no posee autor ya que todos nosotros somos a la vez víctima y cómplice en una circularidad infinita que paradójicamente se contradice en el arte, ya que éste sigue diferenciando entre creador y consumidor.

 En fín, nos hallamos en una época en la que impera la decadencia de todos los valores, la muerte de lo real; época en la que no existe un sistema de representación para figurarse lo real, un sistema de valores para juzgar. Y en ella, Warhol se alzó y se alza como punto de referencia al hallarse fuera de los límites del arte[1].



[1] Cfr, J.BAUDRILLARD, El complot del arte. Ilusión y desilusión estéticas, Amorrortu Buenos Aires 2006, pp. 89-96


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