jueves, 3 de octubre de 2013

Segunda herejía de la TBE


“El hombre es tan perfectible y tan corrompible que puede enloquecer por medio de la razón”
 G.C. Lichtenberg

     La tarea del terapéuta no se centra en el análisis de lo profundo y la búsqueda de las causas del problema hasta la extrapolación de las verdades escondidas, sino en desentrañar cómo funciona y cómo se puede cambiar la situación de malestar de un sujeto, de una pareja o de una familia. Se produce un paso de los contenidos a los procesos, de un saber por qué hacía un saber cómo; ayudando al paciente a resolver su problema y a que adquiriera, por medio de una nueva experiencia de sus circunstancias, la capacidad de afrontar por sí solo de un modo más adecuado sus posibles problemas futuros.

   El enfoque estratégico defiende que los trastorno psíquicos y comportamentales se encuentran determinados por la propia percepción de la realidad que posee el sujeto, es decir, por su propio punto de vista que hace que perciba y construya una realidad ante la cual reacciona con una conducta disfuncional concreta. Ésta, sin embargo, a menudo, es la mejor opción que el sujeto conoce y cree poder ejercer en la situación problemática en la que se halla inmerso. Y con frecuencia, son estas mismas soluciones intentadas las que mantienen o agravan el problema. Una solución que en una situación derterminada ha demostrado ser buena y resolutiva puede convertirse, aplicada a una nueva situación, en una verdadera complicación del problema. Puede parecer extraño y paradójico pero, a menudo, los esfuerzos para cambiar algo no hacen más que mantener inmutable eso mismo que se desea cambiar, reforzando su problematicidad.

     De este modo, la intervención terapéutica estratégica consiste en desplazar el punto de vista del sujeto, desde su rígida y disfuncional posición perceptivo-reactiva a una nueva perspectiva más elástica, menos rígida y con más posibilidades de elección, en consonancia con uno de los imperativos estéticos del constructivismo:

Obra siempre de modo que aumentes el número de posibilidades de elección”
Von Foerster

    Este cambio de perspectiva se produce a través de un cambio en la percepción de la realidad que transforma a la realidad misma, lo que conlleva una transformación de toda la situación y de las reacciones ante ella. El sujeto adquiere, de este modo, la capacidad de enfrentarse a un problema recurriendo a todo un abanico de diversas posibles estrategias eficaces que hasta el momento no poseía.

NARDONE & WATZLAWICK, El arte del cambio, Herder


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