Nasrudín solía plantarse en al calle todos los días que había
mercado para que le señalaran con el dedo como a un idiota. No
importaba cuán a menudo la gente le diera a elegir entre una moneda
grande y pequeña, el Mulá siempre elegía la pequeña.
Un día un hombre bondadoso se le acercó y le dijo:
- Mulá, deberías tomar la moneda más grande. Así tendrías
más dinero y la gente dejaría de considerarte un imbécil.
- Puede que sea cierto, pero si tomara la más grande la gente
dejaría de ofrecerme dinero para demostrar que soy un idiota.